El curioso caso de ser llamado "Sensei"

Es una curiosidad esto de ser llamado “Sensei”. Para muchos debe ser el máximo honor alcanzado. Motivo de ínfulas de superioridad, de tocarse la cinta (de tratarse de un arte marcial que las use) una y otra vez. De exclamar a viva voz el ser humilde, pero no practicar ni conocer tal expresión. El miedo a los retos que puedan revelar qué tan débil es en realidad. El esconderse detrás del término y lanzar insultos o comentarios despectivos de determinada persona o practicante marcial. Ser Sensei es a veces sinónimo de bochinches, constantes pruebas de habilidad y la idea de no poder fallar, porque se deja de ser humano y se entra a un exclusivo club de los que se disfrazan varias veces en semana, a desarrollar el “alter ego” como si fueran super héroes de la liga de la justicia. Para otros, me atrevo a decir los menos, ser Sensei es una gran responsabilidad. Ya no tan solo se practica para el crecimiento...