La pelea que nunca acaba



         Finalmente se termino ese combate que saco todo de ti. Estas cansado con la respiración agitada y sintiendo que tu corazón quiere irse de vacaciones por la presión a la que se encuentra sometido. Si eres un kendoka experimentado, sabrás que debes controlar tu resistencia casi sin pensarlo para así poder continuar. El problema surge que en ocasiones aparecen contrincantes difíciles. Con una postura o kamae difícil de derribar. Con ataques múltiples y rápidos, que sacan todo de nosotros hasta el punto de confundirnos, sorprendernos o peor aun, llevarnos a dudar de nuestra propia habilidad.
          Si te has encontrado con un oponente con estas cualidades muchas han sido las veces que has fallado. Muchas serán las veces que el  oponente te sorprenderá con un ataque inesperado y mientras se desplaza te dejara inmóvil, pensando como rayos hizo, porque no lo bloqueaste o hiciste una técnica de esas que se practican una y otra vez. Es en ocasiones como estas que aparece la frustración. ¿Cómo es posible que una técnica que has hecho tantas veces no funcione? ¿Cómo es posible que te sorprenda de una manera tan rápida que no te de oportunidad  a hacer nada? Y en el caso de que lleves mas tiempo que otros; ¿Cómo es posible que este que acaba de llegar tenga una técnica capaz de derrotarte?
          Todos estos detalles acabados de mencionar son la realidad de un kendoka. El novato apasionado, pasa por ese primer amor por el arte y solo quiere alcanzar a los experimentados. Sean cuales sean sus propósitos, a los novatos les esperan muchas sorpresas y a los experimentados también. Verán un kendoka con cierta experiencia puede tomar un camino oscuro o un camino claro. ¿Cómo es eso se preguntaran?

          Todos tenemos cualidades en nuestra personalidad con las cuales no nos sentimos muy a gusto o mejor dicho, no decimos. Un kendoka de tiempo reconoce estos caminos y también ve cuando alguien esta fuera de la vía del Kendo o esta en el arte por otro propósito. La pregunta interesante es: ¿en que punto se da cuenta de que su propio camino o estilo no es el correcto? ¿En que momento empieza a analizar a los demás sin analizarse así mismo?
          El camino oscuro es este donde falta la humildad. Donde nos creemos mejor que los demás y nuestro estilo es el de humillar a los otros. Es el camino donde nuestro único propósito es ganar un combate, ganar reconocimiento y ser todo el tiempo el centro de atención. Sentimos envida por los demás y nos alegramos por lo que el otro haga mal en vez de apoyarlo. Incluso nuestro apoyo puede ser uno hipócrita. Dejémonos de cuentos, ¿Cuántos kendokas has conocido que llegan a un lugar y se creen que son reyes sin reino? ¿Cuántos kendokas has visto que esperan una continua reverencia, atención y su palabra es ley, siendo todo lo demás que se diga estúpido o sin sentido para este? El samurái tiene la costumbre del silencio y la obediencia. Pero eso no evita que se chismee un poco. Existen kendokas en este camino que se han concentrado tanto en hacer nombre y menos en practicar. También están los que son formidables contrincantes, lo reconocen y eso los lleva a desarrollar un ego terrible. ¿Ahora cual es el kendoka en el camino claro o correcto?
          Es todo lo contrario a aquel que se ha dejado llevar por la oscuridad. Es aquel que lucha constantemente contra estos impulsos quizás naturales del ser humano. Deja la competencia a un lado. Es humilde y en vez de molestarse por sus derrotas, aprende de ellas. No deja de frustrarse, no deja de pasar situaciones y mucho menos deja de luchar contra si mismo. Es este estilo de kendoka el que se sorprenderá, sentirá duda en algún momento, se confundirá y será derrotado. Pero lo interesante es que siempre mantiene su orgullo, siempre se mantiene luchando y su cerebro se sigue adaptando. Su interés no es el reconocimiento. Es más bien ganar esa pelea que nunca acaba. Esa pelea que se lucha en el silencio, en la oscuridad, en nuestro ser. Es la pelea con nosotros mismos…

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