En Kendo y otras artes marciales japonesas se enseña que debemos evitar los gestos con el rostro o corporales. Siempre con rostro inexpresivo y cuerpo preparado para atacar o defenderse. No se si alguno de los que practican cualquier arte marcial se han percatado del detalle de que somos observadores. Adaptamos nuestros ojos para reaccionar y leer nuestro oponente en busca de una oportunidad o debilidad.
Esta habilidad en la cual hablamos sin hablar se pasa a otros aspectos de nuestra vida, porque se nos enseña a través del arte y la constante practica a observar todo lo que nos rodea. Tanta gente camina mirando hacia el frente (literalmente) que se asemejan a caballos en el hipódromo con las gringolas puestas para evitar cualquier distracción que lo saque del camino.
Es esta cualidad desarrollada, a veces sin percatarnos, lo que nos conecta al mundo que nos rodea de una forma diferente. Miramos a la gente, como viste, hablan, caminan y hasta sus manías. Notamos el materialismo o el interés en cosas inverosímiles. Tendemos a simplificar las cosas donde otros las complican y lo mas importante se nos acusa a veces de pacificadores.
A veces esta conexión que nos desata de la tecnología de estos tiempos, nos hace notar o ver cosas quizás inexplicables por muchos insensibles que piensan ser los únicos con derecho en este mundo. En mi caso vino de una perra vieja que le pertenece a mi esposa y que por consiguiente o mejor dicho por obligación, me toca cuidarla a mi también.
Desde ahora digo que no soy tan fanático de los perros. No obstante con el paso del tiempo, me he acostumbrado a esta perra ya débil por los años y que suele seguirme para todos lados.
Hace unos días estuvo bien enferma. Sus ojos se le viraron, no podía mantenerse sobre sus pies y prefería mantenerse acostada. Mi esposa pensaba que había llegado el momento de su muerte pues no teníamos dinero para veterinario. Mi esposa la cuido lo mejor que pudo, hasta la dejamos en la sala para que durmiera mas cómoda.
Mi esposa se costo a dormir cansada y yo me quede viendo televisión un rato mas. Tenia a la perra debajo de la mesa del televisor y por alguna razón que aun desconozco, me pregunte si había comido.
Al servirle el plato de comida, la perra ni se movió. Solo me miro lamiendose pero sin querer moverse de donde estaba. Le acerque un poco mas el plato y lo que hizo fue estirar su cuello hacia este comiendo del plato sin moverse de donde estaba.
Viendo que le resultaba un poco difícil, decidí dársela en mi mano, lo cual hice hasta que pareció no querer mas. Era lógico que deseara agua, así que le busque agua en un plato siguiendo un proceso parecido al de darle de comer.
Luego me quede dormido en el sofá para despertarme en la madrugada. Busque a la perra con la vista, viendo que se había movido junto al sofá. Yo no le preste tanta importancia, quizás a causa del sueño y solo pensando que era algo bueno y que debían ser signos de mejoría.
Al día siguiente la perra había mejorado bastante. Ya caminaba a paso lento como siempre y hacia las cosas rutinarias que hace un perro.
Mi esposa abrió la puerta de la sala y llamo a su mascota como siempre hace para darle cariño. Pero esta no le hizo caso y vino directo a donde mi, poniendo su cabeza en mi muslo. Ella volvió a llamarla conmovida por la escena y hasta celosa diría yo.
Yo no entendí el gesto a pesar de que acaricie su cabeza, hasta que la mire a los ojos. Ella no se movió hasta que mi esposa la agarro por una pata y la halo hacia ella.
Esto no fue casualidad. Aunque mi esposa no le presto importancia al asunto, aquella perra me hablo con la actitud y luego con su mirada. Sera posible que un animal el cual muchos dicen que no puede tener sentimientos este expresándome gratitud?
Mientras mi esposa se refirio a esto con que tenia que tener hambre, yo lo interprete de una forma distinta. En silencio ya que por obvias razones no puede hablar, pero con la actitud que vale mas que mil palabras ella me daba las gracias.
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