La
nube gris cubre todo el firmamento. A donde quiera que miras esta
nube gris cubre tu vista. Estas hundido entonces en la tierra,
pensando que el mundo debe acabarse en este lugar. No existe solución
a tus problemas y si la hay, el dolor que sientes es tan fuerte, que
parece una mejor opción quedarse mirando este firmamento grisáceo.
Algunas nubes son mas oscuras que otras, casi volviéndose negras,
signos de una segura tempestad. Y tu corazón ennegrece o se
entristece con cada nueva visión de estas nubes oscuras. Quieres
irte, pero debes quedarte. Por alguna maldita razón debes quedarte.
Eso no evita que busques una forma de huir a lugares mas claros.
Donde puedas ver el sol. Que cuando la oscuridad cubra el mundo, no
veas las mismas nubes en otra tonalidad de color; cubriéndote las
estrellas y el brillo de la luna, que guía tus pasos. No hay noche
clara. No hay día claro. Estas desorientado.
Empiezas
a caminar a pesar de tener las alas para volar. No debes caminar en
la tierra, debes volar. Mas allá de las nubes grises. Pero no
entiendes eso, porque cada vez que miras arriba, solo vez tempestad.
El dolor te consume. Con cada nuevo trueno sientes un dolor en el
corazón. Te derrumbas y te crees perdido. Buscas distraerte con
cualquier cosa, has perdido la confianza en la gente y en ti mismo.
Pero los relámpagos son los peores. Son esos que te traen los
recuerdos. Llegan de momento y sin avisar. Recuerdos de tiempos
mejores, de lugares, de instantes, de palabras, de promesas, de
caricias, de consuelos, de lagrimas y risas. De sueños que una vez
se compartieron juntos y ahora parecen inverosímiles.
En
algún punto debes cansarte de andar entre las mismas cenizas. Debe
existir el momento, la epifanía, en donde te des cuenta de que todo
ocurre por una razón. Para crecer, para madurar; para alcanzar algo
mejor. Libros se cierran y se abren. Historias inconclusas buscan
final y aquellas que empezaron, deben acabarse aunque no queramos. La
mayoría del tiempo no entendemos porque nos pasan las cosas. Solo el
tiempo nos las dice. Con la experiencia, con la carencia de
sentimiento y con el perdón. Si ese momento llega, entonces miraras
al cielo.
Las
nubes grises ya son molestosas. Es tiempo de enfrentarlas. Ya te
cansa el viento frío, los truenos no te afectan en lo absoluto, de
hecho ya te has acostumbrado a su estrépito y ni parecen asustarte,
mucho menos conmoverte. Solo representan sucesos. Tu corazón esta
fortalecido. Los relámpagos ya no son constantes y los recuerdos,
parecen tan distantes. ¿Realmente fuiste tu el que pasaste por eso o
alguien mas? ¿Quien eras o que eras? Debes encontrarte y en la
tierra no lo harás. Entonces entiendes que mas allá de esta
tempestad, debe haber algo mas. Para el momento que te das cuenta, ya
estas volando. Tu nueva forma de pensar, el animo que has recobrado y
como has decidido levantarte, te ha elevado fuera de este lugar. No
pasa mucho tiempo para que te des cuenta que no sera fácil.
Vientos
vienen de todas direcciones. Te hacen perder tu rumbo en ocasiones y
de tan alto que vas, empiezas a estrellarte de nuevo a tierra. El
sonido de los truenos es mucho mas alto y estremece todo tu ser. Le
tienes miedo a lo que puedas ver. Con esos relámpagos, quienes ahora
han recobrado fuerza, tu vuelo se vuelve uno arriesgado, donde debes
evadir los rayos a cada instante. Alguien no quiere que veas la luz.
Desean que te hundas. Que te quedes en tierra un tiempo indefinido.
Desfalleces de vez en cuando. Pero debes seguir tu rumbo.
Pasa
las nubes. Deja atrás la tempestad. Olvida los truenos, siempre
aparecerán. No le temas a los relámpagos. Están diseñados para
asustar. No te dejes llevar por el viento. Usalo para tener mas
fuerza. Elevate, elevate, no te pierdas. No mires hacia abajo, para
que no quieras regresar a la conformidad de estar pisoteado. Cuando
crees poder tocar las nubes negras, viene la parte mas difícil. Es
cuando debes ir a ciegas, para poder pasarlas. Tienes segundos
pensamientos. La tierra no se ve tan mal después de todo...
¿Que
es esa luz que vez? No es como los relámpagos quienes se desvanecen
rápido. Esta luz se mantiene, es incesante; brilla como algo jamas
visto y entre todo eso, te brinda paz. Te da fuerzas para continuar.
Te da fuerzas en medio de la debilidad. Esa poca luz es todo lo
necesario para darte cuenta, de que estas cerca. En las nubes te
adentras, pero no estas ciego. Sientes como te sostiene, el frío
deseoso de atraparte y hundirte de nuevo a la tierra de la cual
despegaste. Pero la luz aumenta con tu altura, la paz crece con cada
nuevo obstáculo; ya has olvidado, ya has perdonado y por eso has
evolucionado. A algo mejor, experimentado, renovado. Quien es capaz
de amarse así mismo para poder amar a los demás.
La
cegadora luz te ha deslumbrado de repente. De las tinieblas has
emergido y esta claridad era desconocida para ti. Todo el cielo es
azul, tranquilo, brillante, hermoso. Lleno de esperanza y aventuras
nuevas. Nadie dice que las tinieblas no volverán en su determinado
momento. Pero al menos estas y otras tantas, las has dejado atrás.
Las próximas serán mas fáciles porque utilizaras las experiencia.
Otras serán mas difíciles, porque están diseñadas para aprender.
Asique dejate enseñar. Pero ahora volamos. El firmamento se ve
prometedor. Tienes deseos de vivir. Ya no duele y si duele no dejaras
de volar. Me sonríes y te sonrió. Me conoces y te conozco, porque
somos los mismos. Volamos separados y la vez unidos. Nos hemos
encontrado, porque estábamos perdidos.
Volamos
porque finalmente somos libres...
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