Cuenta la historia...






…Cuenta la historia que cierto día cualquiera en el patio de mi casa, un pequeño nido cayo de un árbol de naranjas que mi madre tiene sembrado. Antes de que pasara cualquier gato de esos curiosos y destructivos en el instinto del oportunismo; mi madre vio el nido y en vez de recoger esa esfera irregular de paja y echarla a la basura, se percato que en su interior habían tres diminutos huevos.

    Sola y con problemas en las piernas por asuntos de la edad, mi madre busco una escalera pequeña y trato lo mejor que pudo de enredar el nido en una de las ramas del árbol que tenía a su alcance. Cuenta mi madre que es por esa razón que tenemos tantos pajarillos que entran y salen del interior de mi casa. Eso y porque mi madre los alimenta. Religiosamente la esperan cada día en las diferentes áreas de la casa. Ella deja las ventanas abiertas para que puedan entrar y salir libremente. A ninguno nos sorprende porque no molestan en absoluto. Al contrario es interesante ver la atención que mi madre les presta cada día. La misma atención que les presta a sus plantas y la misma delicadeza que a pesar de la dureza que demuestra, le presta a mis hermanos y a mí.

     Con el tiempo los tres pájaros se multiplicaron y si mi cuenta no me falla, ya son ocho. Y entre los ocho, existe uno que se distingue por su inusual conducta. Es igual que todos los demás, pero se distingue porque entra en mi casa, se para en la mesa, camina por el suelo, explora rincones de mi casa que los demás ni se atreven. Nos ve a mi madre y a mí y no sale volando espantado. Incluso le pasamos por el lado y parece no importarle. Y lo más interesante todavía es que parece reconocer a mi madre y se va detrás de ella.

      Me he dedicado a observarlo cuando logro distinguirlo, porque es idéntico a los otros en fisionomía, pero no en actitud. Se separa del resto y cuando los demás lo siguen el vuelve a alejarse. Yo le he llamado el curioso y explorador. Porque con el tiempo de hacer esto, varios de sus hermanos ( si son sus hermanos) empiezan a tomar una actitud parecida y a pasearse por mi casa como si fuera de ellos.

     Y entre todo el tiempo, suelo decirme a mí mismo que debo ser como este pájaro. El por lo menos tiene alas para volar y curiosear. Yo tengo otros medios, pero es básicamente el mismo concepto. El no sigue a la multitud al contrario, con el tiempo lo siguen a él. Y por llegar más allá es un líder sin desearlo. Porque se atreve a mirar mas allá del horizonte y preguntarse que abra después de…


Cada dia lo digo cuando lo veo, debo parecerme más a esta ave…

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