Son estas
madrugadas donde el sueño no parece invadir todavía. Una tendencia común en
mucha gente. A veces me inspiro a escribir, a leer y para no parecer un
sabiondo la mayoría del tiempo me envuelvo viendo cosas en netflix. El
descubrimiento de la música aquieta mi alma y relaja el momento. Donde a la
distancia oigo el sonido de los animales nocturnos que ya pasan por
desapercibidos para el oído del que vive en esta isla. Cuando veo imágenes del
pasado o me veo abrumado por recuerdos inesperados, la música siempre debe
acompañarme. Me ayuda a ahogar ese instante de recuerdos, en el cual me siento
culpable de muchos actos.
Centenares
son las ocasiones en las cuales me gustaría tener una máquina del tiempo para
hacer muchas cosas de diferente manera. Y si vuelvo a cometer un error en
determinado punto, lo cual es lo más probable que suceda, entonces volver a
empezar de nuevo. Hasta que quede perfecto. Pero todos sabemos que eso físicamente
no es posible. Al menos no para nosotros porque si nos vamos por las teorías…
Son estas
horas donde se tiene una tranquilidad fuera de lo común. Es quizás por eso que
el sueño no puede encontrarse. Porque el cuerpo, el espíritu o el alma se
preparan en esta transición para el descanso. Quizas se sacan las presiones del
dia a estas horas. Pero claro, cada ser es distinto. Y son tantas las veces que
he deseado escribir, pero no encuentro las palabras concretas para expresar lo
que siento en el momento. Durante meses he pasado por el proceso de reservarme
mis pensamientos. No obstante esto es una eterna búsqueda de la manera perfecta
de expresar. A veces uno quisiera que la voz perfecta escuchara. Sin juzgar sin
hacer preguntas. Solo escuchar. Y es ese el tiempo donde surgen todas estas
preguntas confusas.
Al final,
sufro del mal de pensar demasiado y actuar menos. Hasta el punto de no quedarme
tiempo para actuar. Y el tiempo no perdona y los años pasan. Las buenas
oportunidades le pasan a uno por el lado. La gente que antes estuvo y ya no está,
crece en el proceso de una manera injusta. Porque la búsqueda de la felicidad
es en realidad un proceso egoísta. Si lo piensas por un rato junto a un café,
es probable que llegues a una conclusión parecida a la mía. Porque el ser
humano nunca está conforme con nada. Cuando es demasiado bueno, todavía falta
algo. Cuando se obtiene estabilidad, busca ir mas allá; porque puede…¿Quién se
lo impide a fin de cuentas?
En el
proceso de andar buscando comodidad, sea cual esta sea, mete la pata, rompe
corazones, destruye bosques, mata a lo que sea por ser insignificante aunque
tiene el mismo derecho de vivir y no se da cuenta que en ese proceso se destruye así
mismo. Pero las cosas buscan un balance y donde existe la tormenta en otro
lugar existe la calma.
Es a estas
horas extrañas que pido perdón en silencio y me arrepiento de tantas cosas. Al mismo
tiempo me pregunto: ¿Por qué algunas personas son tan complicadas? ¿Qué buscan detrás
de tanto reconocimiento o poder? Si al final del día…al polvo regresaremos. En
cualquier momento. El chisme se vuelve tedioso. Y el posible camino, de existir
alguno, pierde sentido.
En el
proceso de tanto pensamiento, la noche se vuelve fría, como si los seres de la
noche por fin hacen su aparición, aprovechando las tinieblas para hacerlas más
oscuras y temibles; antes del implacable sol que viene a esconderlas y
enseñarnos la luz. Antes de la aparición del sol y sintiendo la noche fría,
decido tratar de dormir. Dejar los pensamientos para otro día. Aunque es
imposible abandonarlos. Porque me persiguen hasta el mundo de los sueños. Con imágenes,
personas, lugares y cosas sin sentido. Me da el beneficio de olvidarme de ellos
luego. Como si el sol renovara toda esa oscuridad. Pero a veces tengo el
privilegio de recordarlos.
No puedo
dejar de preguntarme si quizás los sueños no son tan abstractos como quieren
hacer pensar y si por otro lado, son reflejos de una realidad alterna en otro lugar
o una realidad pasada. Paso la mayor parte del dia en ese pensamiento.
Espaciado en ese lugar alterno, pensando si es verdad su existencia, ¿Cómo debería estar pasándola ese otro yo en
aquel lugar? Al llegar la noche y el momento de su frialdad, deseo el
privilegio de volver a soñar. Pero como aves que levantan vuelo y no regresan, así
son estas cosas misteriosas de la vida. Por lo tanto en la oscuridad y la
frialdad de la noche me pierdo en la inconsciencia del olvido. Creyendo que no
he soñado o mi mente ha descansado. Sin embargo conozco muy bien que es todo lo
contrario…
Me ha encantado leer este post, es muy bueno y la profundidad de tus pensamientos me han enganchado hasta el final. Un saludo! :)
ResponderEliminar