¿Cuál es la mejor manera de describir a alguien que trata de verte la cara de idiota? ¿Alguien capaz de venderte el cielo cuando este no te pertenece? Quien dice ser el amo supremo de un estilo, se otorga a sí mismo rangos; pero no es capaz de aclarar de donde obtuvo el conocimiento o donde lo aprendió. Es más, es probable que solo diga que se lo invento. ¿Es justo por lo menos saber la inspiración verdad? Déjame decirte que, si te encuentras con un instructor de ese tipo, es probable que tengas a un "trafala" en frente tuyo, tratando de venderte algo que...
1- No es real.
2- No tiene base histórica de ningún lado.
3- Solo vale para esa persona o grupo.
4- Es una mierda.
Ahora, para que no se diga o piensas que tengo algo en contra de los maestros que inventan sus propios estilos voy a discutirte unos cuantos puntos importantes.
1- Todos los estilos se inventaron de algún lado. La diferencia es que estos estilos fueron probados, estilizados a través del tiempo y tienen una base histórica. Una historia detrás de cada forma u movimiento. Por lo tanto, un estilo inventando en un dos por tres, no tiene nada de esto y casi siempre es una copia de uno o varios estilos de arte marcial. La lógica es simple; ¿para que irte a la copia si con un poco de esfuerzo puedes buscar un estilo original con la fuente de conocimiento y el desarrollo correcto?
2- Lo malo de estos estilos inventados es lo mismo que alguien que no completa su entrenamiento y sale a hacer lo "suyo". No conoce todo el material, puede brindarte su interpretación, añadirle o quitarle movimientos y en el proceso puedes salir lastimado. Es probable que, si esto pasa, te echa la culpa de no aprender correctamente.
Porque una técnica bien realizada siempre busca lo siguiente:
1- Efectividad
2- Demuestra buena postura.
3- Se nota el “kime”, “Zanchin”y la intención tras la técnica.
4- Nos provee una idea del tiempo de practica de quien ejecuta la técnica.
5- Realizada como se supone, no debe lastimarnos.
Por lo tanto, si con algo de experiencia, llegas a un lugar de practica y no ves nada de esto en el ambiente o de la persona encargada de enseñar, lo más seguro debas salir corriendo de ese sitio. Ahora, si no tienes nada de experiencia, se supone que te hagas la pregunta lógica. ¿Como saber si donde estoy practicando se realiza un estilo legitimo con buena base y fundamento?
Basado en mi experiencia he aquí unas cuantas cosas que he aprendido para tu beneficio.
1- Cuando te lo vende más de lo que te demuestra
Cuando maestros “trafalas” buscan estudiantes o reciben visitas, tienden a dirigir más de lo que muestran. Rara la vez ejecutan técnicas o se colocan en posiciones comprometedoras con estudiantes que puedan demostrar su falta de practica o dominio sobre algo en específico. En pocas palabras, evitaran quedar en ridículo. Siempre mandan a otro a que te instruya y si son ellos quienes te instruyen evitaran hacerlo por largo tiempo.
La lógica de esto, no es solo evitar caer en ridículo o que dudes de sus habilidades divinas. La razón es que en sus mentes se viven la película de que quizás una de estas visitas, sea de otra escuela que viene a robarle el conocimiento. Mostrará inseguridad y distancia. Pero a su vez no se cansará de decirte lo bueno que es su escuela.
Te venderá que pasan cosas increíbles que no pasan en otro lado. Por ejemplo:
“Fulano y Mengano salieron lastimados el otro día a causa de la practica tan fuerte”
“Aquí hacemos esto y aquello de verdad. No usamos esto ni usamos lo otro”
“Mi estilo se diferencia de los otros porque combina a las 4 artes marciales principales. Asique mientras allá te especializas en una cosa, aquí son todas combinadas.”
“Aquí viene gente de todos lados, abogados, doctores...hasta un sacerdote practica conmigo imagínate.
”
“Tengo estudiantes que han ganado más de 1,000 torneos y trofeos, los cuales están conmigo desde niños.”
Todos estos ejemplos son para mostrarte como ira agarrándote y vendiéndote que lo de él es lo mejor y a su vez sobrepasa los demás estilos. Un maestro de verdad, no necesita venderte nada. Un maestro que tiene confianza en lo que hace y sobre todo sabe lo que está haciendo; simplemente te preguntara:
“Vienes a practicar o a mirar?”
Te exhortara a que seas parte de la practica ya que no existe mejor manera de conocer algo que tratándolo. Mirarlo puede ser una opción y siempre se respeta. Pero no se debe tener miedo a entrar a la práctica. Eso demostrara tu disponibilidad y deseo de aprender. Así sabrás si te gusta, quieres tratarlo varias veces más o si no es para ti y deseas hacer otra cosa. Es un intercambio equitativo. El maestro te brinda su tiempo y tú le brindas del tuyo. Al final con igual respeto decides si te quedas o te vas.
2- Cuando de cualquier cosa hace un negocio y todo se vende.
Una escuela (o dojo como se conoce en el estilo japones) no corre con mana del cielo. Un dojo tiene gastos. Un dojo puede ser en un gimnasio, un local que brinda el espacio y en cualquier otro lugar que este seguro. Hasta al aire libre. Pero casi siempre, el dojo es un lugar alquilado, donde se le paga renta a alguien. Por tanto, el maestro incurre en la dinámica de pagar la renta y cobrársela a los estudiantes para mantener el espacio.
Pero un dojo también incurre en gastos de equipo. Esos también a veces se sacan de donaciones, colectas, del bolsillo del maestro o de cualquier otra forma. Puede que venda artículos para sacar fondos y todo eso está bien. El problema es cuando absolutamente TODO se vende. Material didáctico, camisas, equipo que debes comprarle a él, porque en otros sitios te puede salir más caro (pero en realidad después de cierto uso te das cuenta que es inferior calidad) y si lo compras en otro sitio, puede ser que no te lo apruebe porque te estas yendo en contra de su negocio.
La clásica estrategia por si no vas a durar mucho, pero para ser parte del grupo debes pagarlo; es la matricula. En el pago por matricularte, como si esto fuera un colegio privado, te incluye el uniforme, a veces el primer mes de practica y par de mierdas más que se inventan. Si decides irte, ya te tumbo $100 dólares (por poner un ejemplo) de tu bolsillo. A esto súmale las mensualidades altas (más de 80 dólares) y los paquetes especiales por ser mas de un miembro de la familia quien practica con este maestro.
No pases por alto los exámenes de rango, con puntas de colores para las cintas, los torneos (que muchos de ellos son compulsorios) para traer trofeos y prestigio a la escuela. Cuando en realidad le traes prestigio al maestro empezando con la estupidez del trofeo para la escuela con mayor representación.
En resumen, si desde que entras por la puerta, primero te lo venden y luego te hablan de dinero, para volver a vendértelo y a donde quiera que miras, todo es dinero y está en venta; felicitaciones no estás en un dojo o escuela. Estas en un negocio diseñado de manera metódica para sacarte dinero. ¿Y sabes qué? Eso tampoco está del todo mal. Porque cada cosa depende del gusto de cada persona. Vas a sudar seguramente, a ejercitarte, a tirar patadas y puños como loco; asique si ese es tu norte, adelante. Mantener el cuerpo activo y en forma es la idea, ¿no? Pero si tu interés es aprender un arte marcial de manera más profunda y seria, un lugar donde la prioridad sea el dinero, la apariencia y cuantos trofeos nos llevemos de determinado torneo (donde tuvimos que pagar para poder participar y dar cantazos) no es para ti. Vas a salir decepcionado y siempre sentirás que te falta algo.
Porque en estos lugares el maestro puede llegar hasta un punto. Luego de ese punto, se llega a un vacío donde vas a ver que los valores éticos y abstractos de la formación del carácter a través del arte, son enfocados en la obtención de cosas materiales y la gratificación de derrotar a los demás. ¿En esta vida tan efímera es acaso eso lo más importante? Esa es una pregunta que solo tú puedes responderte.
3- Cuando ves demasiado ego.
Sentirse orgulloso del lugar de pertenencia no tiene nada de malo. Demasiado orgullo, acompañado de soberbia es un problema. Sobre todo, si es una persona con la difícil tarea de enseñarle a otros. Un instructor interesado siempre en el próximo torneo donde la escuela representara y jactándose de los torneos que ha ganado, las caras que ha partido, los irrespetuosos que ha puesto en su lugar y los estudiantes exitosos encargados de poner el nombre de la escuela en alto, es un sutil pero importante problema.
En el caso de estar enseñándole a niños o adolescentes en plena formación de su personalidad, una persona que solo muestra cómo ganar, derrotar al oponente y celebrar las ganancias; solo crea individuos materialistas. Buscando siempre el ahora y lo visible. No mirando hacia dentro de sí mismos con el deseo de ser mejores personas. He conocido historias y he visto estudiantes en acción, cambiándose de cintas en un evento, para bajarse el rango y así competir con estudiantes de menor rango y menos experiencia. ¿El propósito? Lo que llevo diciendo desde el principio; trofeos, medallas y reconocimiento. También he estado presente cuando maestros tienen acaloradas discusiones con los jueces de centro en un evento o peor aún con otros maestros por la misma vana razón.
Claro, la lógica de esto es que ellos están pagando para participar en un evento, lo cual les da derecho de reclamar. Pero incluso esto es algo estúpido, aunque necesario. Analiza un día normal de salida para un torneo. Si se tiene familia de seguro esta deseara ir con uno como apoyo y compartir. En el proceso si es distante debes quizás hacer una parada en una estación de gasolina. Luego en el camino, seguramente deberás recargar el auto expreso (sistema de peaje en Puerto Rico) y si vas con niños, acompañante o tú, también puede ser que te de hambre.
Si vas con niños y son estos los que van a participar, tendrás la ventaja que en casi todos los torneos los niños participan primero. Si eres adulto pasado ya de los 20 años, tendrás la desventaja de tener que esperar que todas las demás categorías pasen antes de llegar a la tuya, la cual técnicamente es...lo que sobra. En el proceso pagaste por participar en el evento, para comerte algún refrigerio, pasaras varias horas en este lugar y dependiendo la noche, el trabajo o lo larga de la espera; te mantendrás calentando una y otra vez para estar listo para ese momento de participación. Pero te aseguro que estarás más cansado de la espera que de la misma participación. Y por más organización que tengan, los torneos siempre tienen un arroz con pollo en algún lado.
Asique imagínate el siguiente cuadro:
-Pagar gasolina
-Pagar auto expreso
-Pagar torneo
-Pagar refrigerios
-Detenerse a comer algo después de salir del evento.
Para cuando te toque el turno de participar (si eres adulto) estés cansado, loco por irte ya que llevas todo el día en este lugar. Nadie te ha obligado a estar en ese evento, salvo el maestro, quien dice que es compulsorio para pasar tu examen y probar tu habilidad o te compromete para representar la escuela o lo que sea. En algún punto te vas a preguntar, ¿qué rayos hago aquí?
Pero la tragicomedia no termina ahí. En ese mismo proceso si eres de rangos bajos, puede que no se tenga un competidor para tu rango, o que entre los escondites se cambie un inteligente de cinta, enviado por otro maestro y venga a partirte la madre. Y en el proceso te echan la culpa porque no te defendiste como se supone. Por lo tanto, tu solo querías practicar Karate o cualquier otro estilo marcial. Solo querías hacer algo de ejercicio o te gusta el arte. No necesariamente estabas interesado en competir. Pero, aquí estas. Frente a un montón de gente, de frente a un tipo que no conoces, con un árbitro que puede estar parcializado y si le cae mal tu maestro, llevas ya las de perder y tuviste que pagar en el proceso para estar aquí, dar y coger bimbazos y ver que te ganas.
Ahora, cualquiera que lea esto dirá que soy un llorón. Pero existe un círculo de maestros que no asiste a torneos ni les interesa. Porque su karate no es con reglas de combate. Su karate no es de competencia ni para usarse contra nadie al menos que no se tenga otra opción. Lo que te enseñan, te lo van a aplicar a ti en leves dosis de dolor. Pero al mismo tiempo te enseñaran como hacérselo a otros en diferentes situaciones, siendo ellos los que reciben para que tu aprendas. A esos maestros (que son pocos) les importa un bledo los torneos, las medallas y el reconocimiento. Ellos si te adoptan como estudiante, darán todo para que tu aprendas y se preocuparan por tu bienestar físico, mental y hasta espiritual. Te mostrarán cosas que te parecerán raras, pero tendrán un gran sentido con el tiempo. Y te motivaran a buscar información, a discutirles y a hacerles preguntas sin miedo. Sabes ¿por qué? Porque ellos son estudiantes también. Nunca dejan de serlo. Y saben que cualquier persona puede enseñarles algo nuevo, puesto a que ellos no lo saben todo.
4-Usa tu pensamiento crítico.
Después de todo lo escrito, el último consejo que puedo darte; es que no existe mejor consejo o aviso que el de ti mismo como individuo. El Creador (si crees en eso) te dio cerebro para pensar. Entonces, piensa. Usa tu instinto. Ahora, una cosa es cuando algo te da mala espina y la otra es cuando se buscan excusas para no hacer nada. Son dos cosas diferentes.
Por lo tanto, no le adjudiques la culpa a nadie, ni hables mal de una escuela o maestro; si lo que verdaderamente ocurre es que eres un vago y andas buscando excusas para quedarte mojoneando. Estas es todo tu derecho de no hacer nada. También de irte cuando te dé la gana. Si ejerces tu derecho, vete tranquilo. Tampoco tienes que dar explicaciones aunque te las pidan.
Porque imaginemos que eres un estudiante adelantado, con tiempo en la práctica y a quien el maestro le ha dedicado tiempo, enseñanza y hasta aprecio le ha tomado. De momento desapareces, sin tener alguna explicación o razón y vas por ahí, criticando y hablando mal de tu maestro. Cuando solo se te quito el deseo de practicar, por la razón que fuera, pero no tienes el sentido común de expresarlo y buscas cualquier otro motivo para no quedar mal. Eso no es de artistas marciales. En fin, eso es de cobardes.
Si lo ves raro, y cumple con algunas de las cosas antes descritas, analiza seriamente que deseas y hacia donde quieres dirigirte. Recuerda que, en medio del sudor, el esfuerzo y el sacrificio; las artes marciales son para crecer como individuos. Para mejorar nuestra condición física, encontrarnos a nosotros mismos, salir de la rutina de la vida cotidiana, pero sobre todo...
Para pasarla bien...
Esto no es para pelear (aunque se pelee), ni para andar disgustado. Para eso, nos quedamos con nuestras ajetreadas vidas. Esto por sobre todas las cosas es única y sencillamente (y vuelvo a repetirlo como un mantra)
Para pasarla bien...
Recuérdalo, internalízalo y veras como las cosas fluyen mejor en tu caminar.
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