Carta de un Sensei a su estudiante
“Hola Sandy San. Espero te encuentres bien al momento de leer esto. Fue bueno verte y compartir contigo. Tu Kendo ha crecido y mejorado. Sigues siendo muy defensivo. Esperando que te ataquen. Y luego muy impulsivo. Eres unos de esos Kenshi, anchos como una pared. Intimidantes quizás, pero tiernos en el interior. De gran corazon. Apuesto serás un gran padre y excelente esposo algún día. Tampoco tengas prisa oíste. Este mundo tiene demasiada prisa. Todo llega cuando tiene que llegar.
Cuando nos estábamos dando unas cervezas, entre música y comida, me pediste un consejo. Bueno, todos piden consejos de alguien 7 dan. Se creen que uno está en otro nivel intelectual y quizás solo he sufrido más, jajajaja…En el momento te hable de tu Kamae. Te dije mantener más consciencia de tu centro y distancia. No entres tanto para realizar un Men. Fortalece tu pierna izquierda y pie izquierdo. Sal con tu cadera hacia el frente y mantén una buena postura todo el tiempo. Te enfrentas a tu oponente de frente. Sin miedo y con abandono. Pero la expresión sin miedo es complicada, porque siempre se tiene algo de miedo ¿verdad?
Recuerdo que empecé a hablar de Seme y Tame. Me encanto tu cara analitica. Pero se que estabas perdido. Apenas pasaste a tu Primer Dan. Ahora, en este punto de mi vida, hubiera deseado fijarme menos en lo técnico (aunque es esencial) y más en la evolución del Kendoka como ser humano. Tu rostro me decía que esperabas algo más. Por eso decidí hacerte esta carta.
Verás, ya estoy en el ocaso de mi vida. No soy tan rápido como antes, no puedo durar con el bogu puesto tanto tiempo y la energía de esos tiempos pasados no me acompaña muchas veces. Partes del cuerpo me duelen y así, como me ves, tengo una enfermedad que me recuerda el límite del tiempo. No hablaré más sobre eso.
Y con todo esto el Kendo sigue siendo un misterio para mí. He perdido amistades, familia, oportunidades. En muchas ocasiones me quede con el pensamiento en vez de la acción. Y en otras con el orgullo en vez de la humildad. Pude haber dicho más y dije menos. Pude haber dicho menos y dije más. Me he dejado llevar por la ira, el enojo, para luego arrepentirme. Y solo queda aprender, afrontar las consecuencias y pensar “será mejor la próxima vez”
El Kendo no es una lucha con nadie. Si no con uno mismo. Y creo que has empezado a entender eso. Te falta mucho por crecer. Más errores tendrás y cosas que pasar. A veces debemos ser fuertes, aunque nos rompamos por dentro. Y a veces debemos ser suaves, tumbar nuestra armadura y guardar la espada.
Protege a tu familia y ama. El Kendo es amor. Expresa ese amor con sabiduría y libertad. El amor no es agarrar, sostener, amarrar. Es soltar pero sobre todo perdonar y confiar. No sostengas rencores, mucho menos con esos que dices que amas. Es difícil no tomar las cosas personales. Pero recuerda, cuando sentimos que nos lastiman, es en realidad a nuestro ego. A ese sentido de abandono y vacío que no deseamos volver a sentir. Pero mi estimado, debemos sentir y afrontar.
Este camino no es fácil. Dicen que es para toda la vida. EL verdadero Shinza no es en esos minutos donde demuestras de que estas hecho a los jueces. Muchas veces ya sabemos quien es quien, por el aura y su temple. Sabemos en un instante todo lo que ha pasado para llegar aquí. El examen es la vida. Hay caminatas más difíciles que el de pararse frente a alguien a hacer Kendo. Hay momentos más solitarios, donde desearíamos estar dentro de un bogu. Quizás pidamos un poco más de tiempo. Tal vez hasta detenerlo. Así que el examen es la vida.
En algún momento, aunque parezca lejos, llegarás a tener una hermosa familia. Creo que estás destinado para eso. Es el regalo más grande que puedas tener. Cuidala. Pero aprende a decir perdón. Lucha por ellos aunque no sea de la forma preferida por ti. Solo fluye con la vida.
Recuerda que no todas las batallas se ganan avanzando. No todas las retiradas son derrotas. El silencio esconde más significado del que te imaginas. Avanzar es una estrategia. Aunque duela y sea difícil. Retirarse también es una estrategia. Aunque no lo quieras aceptar. Llorar, amar, reir, gritar, sentir, extrañar y la alegría…nos hace humanos. No los ocultes y dejalo ser.
El odio y rencor te hacen humano también. Pero te limita. Medita mucho sobre esto.
Creo que te he hablado de muchas cosas. Lastimosamente, cuando leas esta carta, yo no estaré en este mundo. He preparado esto, para que sea así. No eres el único al que le he dedicado unas líneas. Sin embargo eres al único que le hablo quizás con tanta sinceridad. Me hubiera gustado ver en que se convierte tu Kendo más adelante. Que será del Sandy que conocí en aquella isla caribeña. Pero la vida es así.
Esto no es una despedida y espero no te de tristeza cuando veas esta carta. Probablemente llegue cuando tenga que hacerlo. Disfruta la vida, disfruta el Kendo y vive cada momento como si fuera el último. Porque creeme, puede que así sea. Agradece cada encuentro, cada gesto de amor y atención, por pequeño que sea. Cuida tu salud, y has suburi.
Desde el fondo de mi corazón, agradezco el haberte conocido. Esta despedida no es el final. Esto trasciende el tiempo. Espero que algún día, esta escritura sirva de algo y te ayude a iluminar tu corazón. Hasta ese día, cree en tu propio camino y sigue avanzando.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
Con mucho aprecio:
Sensei…

Comentarios
Publicar un comentario