Recuerdos

 






Te recuerdo. Pero ya no me dominas. No controlas mis noches, ni me desvelo. No estás en mi pensamiento todo el tiempo. Y cuando lo estás, de alguna forma extraña mi mente hace lo posible para que desaparezcas. 


Te recuerdo, pero elijo seguir adelante. Quedarme sentado, perder mi vida, dejar de creer en el amor o la posibilidad de la felicidad (por efímera que esta sea) no debe ser una opción para mi. Una vez elegí la destrucción de mi cuerpo y mi alma. Te confieso no sabía cómo vivir sin ti. O mejor dicho, sin la idea de ti. Porque dejaste de ser la mujer que amé desde hace tiempo. La lección aprendida, es que tú seguiste tu vida. Aunque estuviste ahí para mí. ¿Quién soy yo para amarrar a alguien que no me desea a su lado?


Te recuerdo, pero elijo soltarte. No porque no te quiera. Si no porque no te conozco. Nuestro amor, ya cruzó su curso. Quedarnos aquí en esta trinchera destructiva, en la desolación de lo que fue y ahora no es, nos destruirá poco a poco. Regresaste cuando lo hiciste, porque quisiste alzar vuelo una vez como un ave que sale de su nido. Pero no te fue bien. Volviste mal herida, pensando en que no habría nada para ti allá afuera. No regresaste porque me amabas, si no por costumbre. 


Te recuerdo. Pero no con añoranza. Si no como alguien que marcó mi vida y me enseñó tantas cosas. No deseo volver a verte a menudo, tampoco escucharte. No te considero mi amiga, tampoco lo contrario. No te veo de la misma forma. Ya no tengo esta idea maravillosa de ti. Te veo por lo que eres, un ser humano con sus defectos y virtudes. 


Ya no te recuerdo, solo reconozco el cierre en aquella conversación. Donde tratas de empezar de nuevo y me tocó decirte,  que debes trabajar en ti. Buscar reemplazarme no es la solución. Aprender a perdonarte y seguir con tu vida es primordial. Tenemos hijos que dependen de nosotros. ¿Qué lección les vamos a dar? 


Te recuerdo, pero para desearte lo mejor. Para orar por ti. Esperando de verdad que puedas encontrar tu felicidad. Pero sobre todo, que puedas tener paz. Eso no lo da otra persona. Debes encontrarlo dentro de ti primero. La única manera de ir hacia el frente es atravesando el dolor. No huyendo de el. 


Elijo ir hacia el frente. Porque soy un guerrero. Ya he peleado mucho en esta guerra. Lo que parece victoria no lo es. Y lo que parece derrota tampoco. Decidí guardar mi espada, conservar mis cicatrices, sanar mis heridas y caminar lejos de ti. Pero no lejos de mi hijo. La batalla, si acaso, solo cambió de persona y escenario. Es mejor que llevemos la fiesta en paz. Porque ya no se trata de nosotros, si no de alguien más. Ya no tendré lástima, mucho menos consideración. Si se cruza la línea la cruzaremos juntos. Es probable que no te guste el desenlace. 


Te recuerdo, para dejarte atrás. Para darle más energía al propulsor que me lleva lejos. Esta es una de esas pocas veces donde el corazón y la mente, piensan igual. Porque quien deja el camino viejo, por el nuevo, sabe lo que deja, no lo que encuentra.


 Y la única forma de ir hacia el frente…es dejándote atrás…


Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Donde comprar equipos para Kendo?

Hablemos de Seme

El curioso caso de ser llamado "Sensei"